Había olvidado un poco, si no es mucho o por completo lo que era sentir eso de las cosquillitas por aquí y por allá cuando alguien te atrae, cuando alguien te comienza a gustar...¡Vaya que se sienten de verdad!. Había olvidado lo que significaba estar en ese pleno período de conocerse, de que te invitaran a salir o bien lo hicieras tú dandole incapie a la iniciativa, dando lo mismo el lugar, ya que sólo importa la persona que te acompaña porque de alguna forma u otra sabrás que la pasarás bien igual haciendo cualquier estupidez. Había olvidado el escuchar y responder las preguntas un poco "tontas y repetitivas", como: ¿Qué música te gusta?, ¿Cuántos hermanos tienes?, ¿Eres la mayor o la menor?, ¿Qué estudias?, ¿Trabajas?, ¿En dónde karreteas?, ¿Qué edad tienes?, y por si fuera poco ¿En dónde vives?, etc. Había olvidado el valor de los gestos dulces, de respetar las palabras "cursis" que se escuchan una y otra vez, pero que terminan gustandome más de lo que creía...Había olvidado esa adrenalina que provoca el querer dar o no dar un beso en la primera cita, de abrazar y de esas mil y unas cosas más. También había olvidado que estabas ahí, esperando por mí. Haciendome recordar que soy de carne y hueso, haciendome recordar que estas cosas son de verdad, que valen, y que por si fuese poco las siento por ti y tú por mí...