jueves, 11 de marzo de 2010

Las puertas se quejan de sus umbrales, a través de gente que nunca llegará a destino. Los muebles susurran, a veces hablan. Se quejan del tiempo pasado y del amor que alguna vez fue transparente en sus maderas, sin embargo saben que es un vil cuento del cuál les estoy hablando.

Aunqué...

Amo todos los ruidos de cadenas qué se rompen, sin embargo quiero tus besos amargos, tus caricias turbadoras y tus ruedos por mi cama. Sí, quiero eso y mucho más aunqué no lo creas...Aunqué seas de esos que daba dos pasos hacía atrás, mientras Yo daba dos pasos hacía adelante. Aunqué vistas una camisa ardiente y Yo permanezca cómo siempre tirando mis sueños por la ventana. Aunqué me preguntes una y mil veces: ¿Me tirarás a mi también? y Yo me quede perpleja ante mi respuesta no respondida, ante tanta adversidad y ante tus ojos que cada día anhelaban algo más...

Inseguridad qué mata.

-Déjame devolverte la vida-. Así me dijo llámando sutilmente al amor, sin embargo le dije: -Yo ya no puedo amar-. Esa fué mi forma sutil de decirle que los errores se pagan caro.